martes, 14 de junio de 2005

Post Géminis

El domingo fui a ver Géminis con dos amigos, con Florence Divine y Juan Manuel. Fueron también dos amigos de Juanma. Sabía de que se estrenaría muy pronto la última película de Albertina Carri, la mejor cineasta argentina después de Lucrecia Martel y que la película había cambiado el título de "Decir tu nombre" por "Géminis"; lo que yo no sabía era de que trataba esa película. Juan Manuel que la había visto el día del estreno me dijo que el tema de la película era el incesto entre hermanos. ¡Que interesante!- me dije y valoré, al margen de si la película me resultara buena o mala, que la directora se haya arriesgado con una temática tan tabú. Escuchar sobre incesto, leer Edipo, Electra, no me resulta espantoso ni tampoco es un eapanto para mí imaginármelo. Siempre dije que a esta altura de mi vida las cosas no me sorprendían para mal, estamos perdidos y hay que adaptarse a vivir en ese abismo, pero eso no ocurrió. ¡Muy Fuerte! ¡No! ¡Qué fuerte! era lo que resonaba a mi alrededor mientras veía la película, sobre todo los encuentros sexuales entre los hermanitos. Algo en mi interior se estaba generando, pero luchaba contra esos comentarios, ya que cuando veo una película necesito verla en paz, sumergirme en ella; sin embargo, a pesar del disturbio, del caos, era demasiado tarde; yo ya estaba dentro de esa película. ¿Por qué?. Yo no tengo hermanos, ni formo parte de una familia aristocrática ¿Por qué no puedo desprenderme y ver la película de afuera? ¿Qué es lo que me hizo invadirla?. Mi corazón estaba acelarado , mi respiración fue cada vez más fuerte y le dije a Juan: Dios, estoy muy nerviosa...... Era el momento en que la madre estaba por encontrar a sus hijos cogiendo en la habitación. Mi miedo no fue la situación incestuosa, mi miedo era descubrir esa relación incestuosa. ¿Pero era mi miedo? O sea, yo me puse en el lugar de madre que cegada por el afuera, por lo superficial, por la educación externa para demostrar que uno se es educadoporque tiene que ser así, por la moralina barata y por tantas cosas más, descubriera el horror en su propia casa. Pero al msimo tiempo me sentí esos hermanos, esa dualidad, ese géminis, ese "sos vos y soy yo", parte de lo mismo, de la msima sangre y no quería que lo descubrieran; era como que no soportaría esa exposición de la intimidad, por más fuera de la ley moral y espiritual que fuese, porque evidentemente yo tampoco tolero estar expuesta de esa manera.Y cuando eso pasó, cuando madre e hijos estaban parados en la misma habitación con olor a sexo en un estado patético, desgarrador y por supuesto desesperado, yo volví a mi lugar de espectadora común, que desde el afuera se conmueve; yo ya no puedo hacer nada. Salimos, yo estaba un poco más calmada. El nervio conciente es fácilmente detectable, pero el inconciente no; pero eso yo no me lo preguntaba. Salimos a charlar de la película, y como realizadora de cine que soy, me fue inevitable hablar de la película desde lo personal, sino con una fuerte visión crítica del fenómeno cienmatográfico y me escuchaba y admiraba mis dichos porque encontré en esos logros, en esas imágenes, en esos simbolismos, en esa explicitez de los hechos mi estilo personal, el de mi arte y el de afrontar la vida. Dos realizadoras contra tres actores y un señor que se sumó porque le interesaba la opinión de cinco jóvenes que hablaban tan bien plantados en la realidad, debatiamos destripando la película, solo que al final de la charla nos olvidamos de coser el cuerpo. Ese cuerpo desprendió olor , se hizo putrefacto y mis naúseas me acompañaron en todo mi camino a casa. Eramos cinco jóvenes que no eran boluditos y que estábamos desde algún lugar disgustados, admirados, pero shockeados por lo que habíamos visto. Nadie se puede olvidar de que vio esta película aunque le resultase buena o mala. Es un film que no se olvida. ¿Pero por qué será? Es cierto que no noté angustia en mis compañeros de sala de cine, pero yo sí lo estaba, diría traumatizada y fue el tema que traté con mi terapeuta. Encontré cosas en mi y en el ser humano; pues yo por mas que reniegue de eso, también soy un ser humano. Y dije: ¿Cuántas veces no quise acostarme con amigos o pseudo amigos, porque me resultaba incestuoso? ¿Cuántas veces reproché a mis padres por no haberme dado un hermano? ¿Cuántas veces escuché a amigos que reconocían que más de una vez soñaron con coger con su madre? ¿Cuántas veces mi madre fue una castradora y mi padre un cero a la izquierda, tal como ocurre en el film?. Muchas cosas de mi incosciente salieron a flote en esa sesión y la fantasía sexual, latente de estar con lo prohibido, oh casualidad un tema recurrente en mí, y mi angustia era una catársis transformada en piedad hacia una madre y en piedad hacia unos hijos y en piedad hacia mí misma. El colectivo tardó fácilmente 40 minutos y mis naúsas, indicio de que mis nervios empezaban a asomarse a través de un síntoma de enfermedad me asustó. La película había llegado más allá de una simple emoción o de un shock pasajero, estaba dentro mío la angustia, muy adentro, muy en PD en el interior de mi ser como el comienzo de la película, donde la sangre, la inyección, la piel estaban ahí para que pudieras meterte lo más adentro posible. Me pregunté: ¿Albertina Carri pierde la fantasía una vez que su imaginación se vuelve tangible o le pasó como a mí, como espectadora común, la creadora de su inconciente ahí desprotegido, exponiendo su alma?. En fin, en algunas semanas esto se me pasará, pero para mí Géminis aunque no esté en mi listado de películas con 10, quedó en mi historia y e mi vivencia personal. Ahora sí, la crítica especializada de Dita Deren.


Dita Deren

1 comentario:

Anónimo dijo...

Guau... envío en cierta forma un mensaje al pasado, que quizás sea leído alguna vez en el futuro. Decirte nada más que sin conocerte disfruté de los post que llegué a leer (incluídas algunas confidencias que supe interpretar por supuesto), y de hecho el post al que le estoy escribiendo, casualmente me ha servido un poco para delinear una crítica que tuve que entregar para una materia que estoy cursando. Probablemente, y casi con seguridad, leerte me ha servido para mucho más. Un abrazo