martes, 14 de junio de 2005

Sobre Géminis

Voy al cine muy seguido pero está película me movilizó para hablar. Después de tanta copia y reciclaje de nuestros antepasados cineastas y de los nuevos realizadores que se detienen en hacer siempre lo mismo (mismos temas, msimas estéticas); hay una Lucrecia Martel y una Albertina Carri que hacen un cine desde adentro. Cada vez que veo ua película de la Martel por ejemplo, tengo más ganas de saber de su vida, porque sé que no para de habalr de sus miedos, de sus angustias, de sus prohibiciones. Lo mismo ocurre con Albertina que te dice: Miren mi vida, espíen mi pensamiento, están invitados al show de mi alma y mi cerebro. Esa invitación está dada por esos PD, un poco impresionables de la piel, mientras se extrae sangre, de la sangre en tubos, del rojo y el blanco, de la figura y el fondo, de la intimidad total y sobre la última imágen, la gota de sangre, la inscripción "Géminis". Géminis, el reflejo de uno en otro y de sí mismo, y para eso muy inteligentemente Carri utiliza el recurso del que muchos realizadores como yo somos fanáticos, el uso del espejo. ¿Qué hay más terrible que enfrentarnos con nuestro propio "yo"? Les aseguro que sería más fácil vivir sin espejos. Los hermanos Meme y Jere viven reflejándose en el espejo, todo el tiempo. El encuandre se divide en dos, el de la realidad y el del reflejo de la realidad, el de una parte de sí misma y la contraparte. Estéticamente la película roza la perfección, la cámara y fotografía de Guillermo Nieto avanza sobre lo perfecto que se quiere aparentar ser (La familia adinerada, los muebles que predominan el blanco, la pureza que luego es manchada, no por nada hay un vetido de novia que trata de reforzar el simbolo de lo inmaculado). El ver y no ver, las consantes miradas del padre (Daniel Fanego) al cielo. Y todo muy puesto, todo muy hecho para el afuera, para el espectador, para que luego eso se rompa y ya nos olvidemos de los excelentes travellings lentos, de las miradas que dicen más que palabras, de los planos perfectamentes compuestos, de los colores tan acertados. Cinematográficamente la película es perfecta, estéticamente sin palabras. Pero no es un gran film, el casting no fue acertado. Los tres hermanos dejan mucho que desear, no hay un tránsito de las realidades expuestas acordes, y ahí también mal que me pese juega mucho la dirección actoral. Hay escenas mal transitadas y en las que con tal mal resultado, era preferible eliminarlas del film porque no se perdía nada, al contrario la supresión de la misma reforzaba la secuencia. Creo que esto tiene que ver con que Albertina es una cineasta joven y muy buena por cierto, pero aún tiene mucho que aprender. Uno siempre se hace la película en la cabeza y nunca resulta tal cual uno se la imaginó y mientras uno crea, mientras uno vive el proceso de creación no ve las fallas hasta que el conjunto esta terminado y ahí es tarde, ahí uno descubre que hay cosas que no debería hacerlas más o abordarlas de otra manera. No obstante, la película sigue un código establecido, los tiempos lentos, el clímax, la tensión a lo largo del film estan trabajados con maestría. Las imágenes son plásticas, bellas y tortuosas. Cristina Banegas, una maravilla, tuvo una excelente labor. Cabe rescatar por un lado la mejor escena de la película que no quiero contar mucho pero que es excesivamente conmovedora, y es el descubrimiento de sus hijos en la situación más comprometedora que puede haber. Es cierto que el film llama a la polémica, pero no nos detengamos solamente en el tema INCESTO ENTRE HERMANOS, acá no se habla solo de eso, pensemos quizás y lo tiro y si ustedes quieren tomarlo tómelo o déjenlo, pero piensen la hipocesía que existen entre las familias, en el vínculo entre los integrantes, en la pantomima que uno siempre vive, en el circo burlesque del que uno muchas veces forma parte. Tal vez Carri quiso llevar al extremo esta temática y para eso contó esta historia que tiene mucho que ver con la tragedia griega, ¿y que es la tragedia sino una de las caras de teatro? . No busquemos en nuestra propia casa , casos de incesto, pero que encontramos secretos, ocultamientos y otras yerbas es seguro; y en eso hay que profundizar. Creo que Albertina, desde su arrogancia, su rebeldía, su juventud, su estética tan bien lograda nos quiso dar una cachetada. Bien por Albertina Carri.


Dita Deren

PD: Veánla y continuemos la polémica, yo ya la abrí.

Post Géminis

El domingo fui a ver Géminis con dos amigos, con Florence Divine y Juan Manuel. Fueron también dos amigos de Juanma. Sabía de que se estrenaría muy pronto la última película de Albertina Carri, la mejor cineasta argentina después de Lucrecia Martel y que la película había cambiado el título de "Decir tu nombre" por "Géminis"; lo que yo no sabía era de que trataba esa película. Juan Manuel que la había visto el día del estreno me dijo que el tema de la película era el incesto entre hermanos. ¡Que interesante!- me dije y valoré, al margen de si la película me resultara buena o mala, que la directora se haya arriesgado con una temática tan tabú. Escuchar sobre incesto, leer Edipo, Electra, no me resulta espantoso ni tampoco es un eapanto para mí imaginármelo. Siempre dije que a esta altura de mi vida las cosas no me sorprendían para mal, estamos perdidos y hay que adaptarse a vivir en ese abismo, pero eso no ocurrió. ¡Muy Fuerte! ¡No! ¡Qué fuerte! era lo que resonaba a mi alrededor mientras veía la película, sobre todo los encuentros sexuales entre los hermanitos. Algo en mi interior se estaba generando, pero luchaba contra esos comentarios, ya que cuando veo una película necesito verla en paz, sumergirme en ella; sin embargo, a pesar del disturbio, del caos, era demasiado tarde; yo ya estaba dentro de esa película. ¿Por qué?. Yo no tengo hermanos, ni formo parte de una familia aristocrática ¿Por qué no puedo desprenderme y ver la película de afuera? ¿Qué es lo que me hizo invadirla?. Mi corazón estaba acelarado , mi respiración fue cada vez más fuerte y le dije a Juan: Dios, estoy muy nerviosa...... Era el momento en que la madre estaba por encontrar a sus hijos cogiendo en la habitación. Mi miedo no fue la situación incestuosa, mi miedo era descubrir esa relación incestuosa. ¿Pero era mi miedo? O sea, yo me puse en el lugar de madre que cegada por el afuera, por lo superficial, por la educación externa para demostrar que uno se es educadoporque tiene que ser así, por la moralina barata y por tantas cosas más, descubriera el horror en su propia casa. Pero al msimo tiempo me sentí esos hermanos, esa dualidad, ese géminis, ese "sos vos y soy yo", parte de lo mismo, de la msima sangre y no quería que lo descubrieran; era como que no soportaría esa exposición de la intimidad, por más fuera de la ley moral y espiritual que fuese, porque evidentemente yo tampoco tolero estar expuesta de esa manera.Y cuando eso pasó, cuando madre e hijos estaban parados en la misma habitación con olor a sexo en un estado patético, desgarrador y por supuesto desesperado, yo volví a mi lugar de espectadora común, que desde el afuera se conmueve; yo ya no puedo hacer nada. Salimos, yo estaba un poco más calmada. El nervio conciente es fácilmente detectable, pero el inconciente no; pero eso yo no me lo preguntaba. Salimos a charlar de la película, y como realizadora de cine que soy, me fue inevitable hablar de la película desde lo personal, sino con una fuerte visión crítica del fenómeno cienmatográfico y me escuchaba y admiraba mis dichos porque encontré en esos logros, en esas imágenes, en esos simbolismos, en esa explicitez de los hechos mi estilo personal, el de mi arte y el de afrontar la vida. Dos realizadoras contra tres actores y un señor que se sumó porque le interesaba la opinión de cinco jóvenes que hablaban tan bien plantados en la realidad, debatiamos destripando la película, solo que al final de la charla nos olvidamos de coser el cuerpo. Ese cuerpo desprendió olor , se hizo putrefacto y mis naúseas me acompañaron en todo mi camino a casa. Eramos cinco jóvenes que no eran boluditos y que estábamos desde algún lugar disgustados, admirados, pero shockeados por lo que habíamos visto. Nadie se puede olvidar de que vio esta película aunque le resultase buena o mala. Es un film que no se olvida. ¿Pero por qué será? Es cierto que no noté angustia en mis compañeros de sala de cine, pero yo sí lo estaba, diría traumatizada y fue el tema que traté con mi terapeuta. Encontré cosas en mi y en el ser humano; pues yo por mas que reniegue de eso, también soy un ser humano. Y dije: ¿Cuántas veces no quise acostarme con amigos o pseudo amigos, porque me resultaba incestuoso? ¿Cuántas veces reproché a mis padres por no haberme dado un hermano? ¿Cuántas veces escuché a amigos que reconocían que más de una vez soñaron con coger con su madre? ¿Cuántas veces mi madre fue una castradora y mi padre un cero a la izquierda, tal como ocurre en el film?. Muchas cosas de mi incosciente salieron a flote en esa sesión y la fantasía sexual, latente de estar con lo prohibido, oh casualidad un tema recurrente en mí, y mi angustia era una catársis transformada en piedad hacia una madre y en piedad hacia unos hijos y en piedad hacia mí misma. El colectivo tardó fácilmente 40 minutos y mis naúsas, indicio de que mis nervios empezaban a asomarse a través de un síntoma de enfermedad me asustó. La película había llegado más allá de una simple emoción o de un shock pasajero, estaba dentro mío la angustia, muy adentro, muy en PD en el interior de mi ser como el comienzo de la película, donde la sangre, la inyección, la piel estaban ahí para que pudieras meterte lo más adentro posible. Me pregunté: ¿Albertina Carri pierde la fantasía una vez que su imaginación se vuelve tangible o le pasó como a mí, como espectadora común, la creadora de su inconciente ahí desprotegido, exponiendo su alma?. En fin, en algunas semanas esto se me pasará, pero para mí Géminis aunque no esté en mi listado de películas con 10, quedó en mi historia y e mi vivencia personal. Ahora sí, la crítica especializada de Dita Deren.


Dita Deren